No existe nada como tener tus propias cosas compradas con tu propio dinero. Sin duda valoras más lo que compras con el dinero que tus propias manos han producido y eso fue lo que ocurrió con mi primer móvil (celular en buen chapín).
Recuerdo haber ahorrado un par de meses para comprar uno de los teléfonos de última generación. Y efectivamente compre un Sony Ericcson T637, su valor aproximado fue de 150 dólares hace 7 años. Si, hace 7 años compre un teléfono que hoy ya no tengo en mis manos, no por deterioro ni por desperfecto, sino por las manos del chico del barrio que nos asalto. Fin del Sony.
Luego vinieron unos ejemplares más económicos de 10 a 15 dólares que fueron desapareciendo en la medida en que me los quitaban a la fuerza. Luego apareció este chico:
Este teléfono tiene tres historias antes que la mía: mi padre lo uso y lo regaló a mi madre; mi madre lo usó y lo regaló a mi hermano menor; mi hermano menor lo uso y luego lo devolvió a mi madre. Y luego de su tercer vida útil este artefacto llegó a mis manos. Con menos raspones pero en iguales condiciones.
Un teléfono que ha sido eterno y que nunca me ha defraudado. Lo he golpeado, olvidado, rasguñado, aventado, arrollado, escondido y una serie de "idos" y "ados" que más que una mascota, siento que ya es una parte de mi.
Podría en mi vida tener cientos de teléfonos de última generación, teléfonos inteligentes o los tan famosos BB o iPod, pero seguramente llevaré este artefacto hasta que mis hijos sepan que este teléfono SI es eterno.
Recuerdo haber ahorrado un par de meses para comprar uno de los teléfonos de última generación. Y efectivamente compre un Sony Ericcson T637, su valor aproximado fue de 150 dólares hace 7 años. Si, hace 7 años compre un teléfono que hoy ya no tengo en mis manos, no por deterioro ni por desperfecto, sino por las manos del chico del barrio que nos asalto. Fin del Sony.
Luego vinieron unos ejemplares más económicos de 10 a 15 dólares que fueron desapareciendo en la medida en que me los quitaban a la fuerza. Luego apareció este chico:
Este teléfono tiene tres historias antes que la mía: mi padre lo uso y lo regaló a mi madre; mi madre lo usó y lo regaló a mi hermano menor; mi hermano menor lo uso y luego lo devolvió a mi madre. Y luego de su tercer vida útil este artefacto llegó a mis manos. Con menos raspones pero en iguales condiciones.
Un teléfono que ha sido eterno y que nunca me ha defraudado. Lo he golpeado, olvidado, rasguñado, aventado, arrollado, escondido y una serie de "idos" y "ados" que más que una mascota, siento que ya es una parte de mi.
Podría en mi vida tener cientos de teléfonos de última generación, teléfonos inteligentes o los tan famosos BB o iPod, pero seguramente llevaré este artefacto hasta que mis hijos sepan que este teléfono SI es eterno.
Comentarios