¿Que harías si tu vida con un empleo regular, una linda novia y una gran camioneta, se desploma junto al avión en el que viajas una noche lluviosa en medio del océano? Lo que haría cualquier hombre: sobrevivir.
La vida es injusta. Es una verdad que debemos tener en mente cada mañana. Las cosas malas le pasan a la gente buena y buenos hombre son destruidos cada día frente a nuestras narices, sin que nadie pueda evitarlo. La vida es REALMENTE injusta. Y no está demás decir que a todos los hombres le ocurren cosas malas.
Entonces en el punto en que la vida decide voltear todo lo que un hombre conoce, es en ese momento en donde un hombre empezará un viaje para construir su verdadera identidad.
El mundo se encargará de destruir una relación de años, ser despedido de una empresa, tener un accidente automovilístico, ver a alguien amado morir, hasta el punto en que un hombre pierda el control total de su vida y ya no reconozca su identidad, sus sueños, sus anhelos, sus cualidades. El hombre terminará solo.
Un refrán dice que "un hombre se vuelve hombre, hasta que se va a vivir solo". No podría estar más en lo correcto. Los hombres solo podrán convertirse en uno hasta que se encuentren totalmente solos. Es allí cuando se permitirá que su verdadera naturaleza salga, esa naturaleza que le hace buscar aventuras, querer pelear una batalla, desear rescatar a una chica.
Pero no podrá hacer nada de esto sin que su vida se desmorone completamente.
Hoy miles de sujetos se arrastran a través de la arena bañada por olas en medio de rocas afiladas, en una isla desconocida, sin amigos, sin hogar, sin mujeres, emergiendo del violento mar, sobreviviendo al desplome del avión de su vida que acaba de llevarse toda esperanza de llegar al destino planeado. Hoy muchos hombres empezaron su caminata sin siquiera saberlo.
Hoy muchos hombres son como Chuck Noland. Acaban de perder su avión, su empleo, sus comodidades y a la hermosa rubia que lo esperaba en casa.
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