La historia cambiará siempre. Pensar en que las cosas seguirán exactamente igual un año después, es fantasear. Las cosas cambiar siempre. Las situaciones, las emociones, los sueños. Todo cambia. Los planes, los amigos, los gustos, las aventuras. Todo es diferente ahora de como lo fue hace uno, dos o cinco años. Todo debe cambiar.
Si algo he aprendido en estos últimos años, es que las cosas cambian. De buena o de mala forma, pero cambian. No puedes predecir cuando cambiaran, ni cómo. Hay cambios inmediatos. Otro toman años. En un universo en donde nada está controlado y todo es una variable en constante movimiento, los mortales tenemos el privilegio de recibir esos cambios como aventuras.
Cada segundo que pasa y desaparece, da la oportunidad de arriesgarse a hacer cosas nuevas, dejar de hacer algunas y cambiar otras. Cada día debe ser considerado una aventura en sí misma, porque no sabes en donde puedas pasar la noche o a quien conocerás en el camino o quien te invitará a un helado cerca de casa.
Las cosas han cambiado mucho desde que empecé el blog y no digamos desde que apunte mi primer correo electrónico, pero cada experiencia que he tenido en estos últimos 25 años sobre la tierra, han formado lo que soy. No me arrepiento de nada, solo desearía haber evitado algunas cosas como besar obligado a la chica del salón vecino o no romperle la nariz al tonto que me fastidiaba en tercer grado. Si no hubieran ocurrido, me ahorraría esas expresiones tontas que pongo en mi rostro cada vez que lo recuerdo.
Así como la historia cambió para Frodo en el momento en que recibió ese anillo, así hay algo que marcará un ahora y un después de cada historia: un beso, un abrazo, una pelea, una sonrisa, un incendio, una muerte. Eso no significa que la historia se acabó, significa que empieza una nueva aventura y un nuevo libro que escribir.
Dicho sea esto, algunas cosas cambiarán pronto en mi historia y será emocionante descubrir que pasará después.
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