¿Acaso alguien se dio cuenta del malvado personaje que siempre traiciona a la gente buena? Aquel que se vale de la manipulación y del engaño para obtener sus propios intereses. Ese es un traidor.
En toda película de aventuras siempre encontramos un personaje que es interesado, ambicioso y desleal en todo el sentido de la palabra. Que engaña a los héroes y les hace creer una cosa, cuando la realidad es otra cosa. Engaña a hombres, mujeres, niños, niñas y adolescentes. Todos creen que es alguien bueno, pero no lo es en absoluto. Un traidor.
Al descubrir al traidor, todo mundo se siente utilizado y busca de una u otra forma deshacerse de él, arruinar sus planes o encerrarlo en una jaula el resto de su vida. Afortunadamente, en las aventuras de princesas, las brujas traidoras siempre terminan cayendo de un despeñadero, muriendo de viejas o desvaneciéndose literalmente (véase "Enredados" de Disney).
En esta aventura llamada "vida cotidiana" estamos expuestos a ese traidor. La persona que se encargará de arruinar todo lo que hacemos y desacreditarnos. Este traidor intentará mantener su posición y no dejarnos cambiar porque de nosotros depende su estatus y mientras el se mantenga a salvo, nos usará para su beneficios.
Este traidor está dentro de nosotros.
Se trata de esa parte interior de nuestra mente que continuamente nos está enviando señales: "eres un fracasado", "no sirves para nada", "ella no te ama", "lo estas haciendo mal", "nadie te va a querer", "mejor no lo hagas, seguramente fallarás"... Esa parte interior nuestra que no quiere cambiar, que no nos deja avanzar y que desea mantenerse segura, a costa de nuestra propia felicidad. Eso es traición.
La biblia lo llama "la vieja naturaleza" y muchos estudiosos lo denominan "paradigmas". Lo serio del asunto es que es alguien a quien llevamos dentro de nuestro ser y que, por mucho que lo deseemos, no podremos deshacernos de él. Ese traidor nos acompaña a cualquier lugar, va con nosotros al baño, a la ducha, en una cita, en la intimidad, siempre al acecho, esperando cualquier momento oportuno para engañarnos.
No podemos evitarlo, tampoco podemos ignorarlo. La única opción que queda es enfrentarlo. Una batalla que durará toda la vida. Ese traidor no se irá jamás, pero puede ser derrotado cada día.
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