Apenas faltaban 5 minutos para que sonará la alarma de mi despertador, cuando sentí como que si me hubieran cortado el sueño con tijeras. Abrí los ojos lo más que pude (para los que me conocen sabrán que no es mucho lo que puedo abrirlos) y después de percibir la luz prendida en el cuarto de al lado, mi consciencia alcanzó a entender que todo se estaba moviendo: ¡Dios mío, un temblor!
Sí, en mi querida nación los temblores no son cosa extraña, pero sí que asustan a la mayoría. Creí que en mi insistente gusto por dormir 15 minutos más, no habría nada que me pudiera cortar la inspiración inconsciente de dormir, pero hoy descubrí que un movimiento de tierra sí que lo puede hacer.
El comentario del día, por supuesto, en todos lados fue el famoso temblor: 5° en la escala de Ritcher... a las 5:05 AM; otro sismo de 5° a las 9:30...
Como bien lo decía un amigo "patrocinado por la Madre Naturaleza."; ni lento ni perezoso solo retuve la respiración por unos segundo en lo que terminaba el sonido de las ventanas moviéndose, terminó. Me levante y luego el tráfico.
Inconsciente aún de lo que pasó, mi madre me recordó que hay que prestar atención a todo y horas más tarde, por el movimiento de los vehículos no pude disfrutar de la segunda función.
Es sorprendente e intimidante al mismo tiempo.
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