¿Quien dice que solo la opinión pública vale? Pues yo les digo que no. Hay muchas personas a las que no les gustará como te ves, como te vistes, como hablas, como piensas, pero no solo ellos tienen la razón.
No se puede negar el hecho de que somos influidos consciente e inconscientemente en nuestro estado, por el estado de las personas a nuestro alrededor, pero este es otro tema. Hoy hablo sobre la imagen que tenemos sobre nosotros mismos.
La cultura y el pensamiento colectivo nos dicta ciertas reglas para parecer normales. Estas mismas reglas sociales, permiten la división de clases y grupos que por lo general terminan en un antagonismo que nos hace desear ser del grupo contrario adulterando nuestros principios.
Ricos y pobres; altos y bajos; gordos y delgados; divertidos y aburridos; deportistas e intelectuales; nerds y populares; feos y bonitos. Todas las divisiones son parte del sistema.
Pero hay una solución: nosotros no somos lo que el sistema dice. El sistema puede decir que por no tener suficiente dinero somos pobres e infelices, la publicidad ayuda a hacer eso, y que se desee subir a otra clase social. Pero en realidad el dinero no es la felicidad.
Mucha gente se decepciona de sí misma, con solo ver su rostro sucio por las mañanas.
Pero he aprendido que no siempre somos lo que los demás dicen. Nadie entre en condiciones sociales normales, todos somos diferentes. En cuestión anatómica, somos similares: ojos, oídos, mugre, orina, cerebro, mal olor, lengua, dedos, cabellos, cicatrices, etc.
Un hombre exitoso dijo una vez: "Yo tengo algo que me hace diferente a los demás: me levanto en la mañana y se que podré hacer cualquier cosa que quiera hacer". De eso se trata la personalidad.
Lo importante no es que somos físicamente iguales, sino en que nuestra personalidad es diferente de las demás. No a todos les gustará el helado con papas fritas, no a todos les gustará escuchar rock de los 60 todo el día, no a todos les gustará ver cartoons del siglo pasado. Porque nadie es igual a nadie. Todos somos diferentes.
Sé diferente.
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