No puedes dar lo que no tienes. Si las personas en quienes buscamos llenar nuestro corazón no tienen algo para darnos, entonces conseguiremos nada. De la misma forma, no podremos dar a nadie nada, porque no tenemos algo para dar. Y la cadena se vuelve infinita y triste.
Nuestros corazones se convierten en contenedores del alma, sirviendo para almacenar sentimientos positivos y negativos. Los sentimientos negativos son mucho más fáciles de obtener. Todo mundo tiene más de alguno que puede depositar en nuestro corazón: odio, rencor, envidia, tristeza, dolor, sentimientos que todos sabemos que son fáciles de conseguir y vienen de diversas fuentes: padres, hermanos, amigos, parejas, compañeros, etcétera.
Pero los sentimientos que verdaderamente llenan el corazón son más complicados de obtener. El amor, la comprensión y la tolerancia son sentimientos muy escasos. Y si el mundo tuviera más de esto, sería un mundo muy diferente y sería mucho más fácil hacer fluir el amor hacia los demás y sería aún más poderoso que los demás sentimientos negativos porque un poco de amor es mucho más fuerte que todo el odio del mundo.
La vida se trata de llenar el contenedor de nuestra alma con amor que aunque parezca difícil no es imposible. El amor está allí a la vuelta de la esquina esperando que volteemos, solo que no está en donde nosotros pensamos que está. Está mucho más cerca de lo que pensamos. Está en las personas que nos rodean.
Si pensamos que todo el mundo que conocemos no tiene suficiente amor para darnos, la realidad es que existe alguien que está esperando que lo veamos para depositar en nosotros todo el amor que tiene, aunque repitamos miles de veces que no existe.
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