Ir al contenido principal

LA BELLEZA DE LA IMPERFECCIÓN (y II)



Deberíamos de tener claro ya la idea de que no somos perfectos y nunca lo seremos. Por más que nos afanemos por erradicar nuestras malas actitudes, siempre habrá algo que mejorar. Si la vida de alguien está condicionada a que cuando logre corregir o arreglar cierto aspecto de su vida entonces será feliz, se ha condenado a sí mismo a ser infeliz por el resto de su vida, porque siempre habrá algo que mejorar.

Una persona debe aprender a aceptarse a si misma completamente, incluyendo sus defectos.

Aceptarse a sí mismo implica que debemos estar conscientes de que nunca seremos perfectos pero no rechazarnos por eso. Mucha gente se enfoca más en unos cuantos defectos que en la mayoría de sus cualidades. Se consideran así mismos unos "buenos para nada" solo por tener uno o dos errores sin considerar las grandes cualidades que poseen. A este se le conoce comúnmente como baja autoestima.

Cuando las personas no se acepta a si mismas, siempre estarán comparando sus vidas con la de los demás, deseando por ser como tal o cual persona. Esto se convierte en un auto engaño, porque pensamos que los demás son mejores que nosotros cuando en realidad todos somos iguales, todos somos imperfectos.


Por supuesto que aceptarse a uno mismo no quiere decir que abrazaremos nuestros errores y tomaremos la actitud de "así soy... que más da". El aceptarte a ti mismo implica que entiendes que a pesar de que hay cosas buenas en ti, hay cosas que deben ser cambiadas. Es un proceso que Joyce Meyer explica en un frase "estoy bien y estoy en camino".

Esto significa que no por tener malas actitudes, eso detendrá tu camino, sino que tus malas actitudes y errores, harán que mejores en tu vida, te retarán a ser más disciplinado y a tratar de cambiar aquello que te molesta y, tratándose de personas imperfectas, este será un camino de toda la vida.

Lo mejor es luchar contra la falla que tienes hoy con la actitud de ganador, porque mañana seguramente encontrarás otra cosa que cambiar a la que seguramente ganarás y además, debes estar consciente de que no eres el único que esta luchando por esto, hay miles y miles de personas que lo intentan todos los días y no han muerto aún.

Allí es donde esta lo maravilloso de ser imperfecto, porque ser imperfecto te hace humano y, quien es humano, ha nacido para amar y ser amado.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Desventurada compu!!!!

Hola amigos!!! Sé estan esperando alguna noticia de como va mi busqueda. Pues lo que puedo decir es que ya tengo mi primer propuesta. No esta mal ¿verdad? Si no fuera por mi desventurado equipo, creo que hubiera subido otro video. Pero por lo pronto, espero que tengan paciencia... porque algo aparecera pronto. Atte. David

STEVE ROGERS: EL FLACO

Si. Hablo del Capitán América. Pero no precisamente del superhéroe llevado a la pantalla durante este año, sino del enclenque, flacucho y enfermo personaje que era antes de convertirse en el famoso personaje. Este chico se llamaba Steve Rogers. Steve Rogers (según la película de este año) era un chico delgado, pequeño y sin mucha condición física. En otras palabras diría que soy yo, salvo que no soy rubio y mucho menos seré soldado. Es el ejemplo perfecto de lo que las mujeres NO BUSCAN. Un chico pequeño y algo tímido, con un amigo que intenta conseguirle una pareja, pero en su afán de ser reconocido siempre las ignora persiguiendo su sueño de ser soldado. Su solicitud es rechazada en cuatro ocasiones y todo mundo le dice lo mismo: No serás soldado. Nadie parece valorar su actitud excepto un desconocido que resulta ser un científico alemán. Luego se convierte en un super soldado. Lo interesante del asunto, es que una agente lo reconoce por quién es y no por cómo se ve. Podemos

YOYO

¿Recuerdan a los Quienes? ¿Esas extrañas criaturas regordetas, con extrañas vestimentas que parecen pieles de alpaca y maxilares superiores enormes y diminutas narices que parecen cerezas? Siguiendo la comparación entre los personajes de la película ganadora del Oscar a la mejor animación de ese año, Horton me sigue impresionando como la primera vez (pero no como Adam Sandler en "50 first date"). Pues bien, hace unos días una gran amiga hizo una comparación entre uno de estos personajes y yo. Se trata sobre el incomprendido YOYO. No ocultaré mi desdén por la apariencia de este personaje. Al igual que uno de mis instructores en materia de comunicación (antiemo) no me suena mucho la idea de lucir externamente como uno de estos volátiles adolescentes. La historia comienza por un suéter de líneas grises y negras que tengo, similar a la vestimenta de YOYO. Pero no es eso lo que me gusto de la comparación. Lo fantástico de YOYO es que a pesar de ser el más pequeño en una familia de