¿Cuando fue la última vez que observamos nuestra vida y nos dimos cuenta que aunque pareciera que estamos haciendo las cosas bien, en algún punto nos perdimos del camino?
Como seres humanos, nos condicionamos a "creer" las cosas que la sociedad nos dice que son buena: sacar buenas notas, terminar la universidad, conseguirse una novia bonita, etc. Pero muchas veces los humanos nos vemos envueltos haciendo cosas que aparentemente están bien, pero no terminan de satisfacernos completamente.
A esto se le llama: una vida sin propósito.
La vida no es solamente la existencia limitada de un ser humano sobre la tierra. No implica solo nacer, comer, crecer y morir, de ser así los sentimientos y sueños no tendrían ninguna razón de ser y existir. La vida es más que solo satisfacer nuestras necesidades humanas.
La vida requiere de propósitos. Una persona puede sobrevivir en el mundo, pero no por eso estar viva. Una persona puede respirar, pero no por eso tiene anhelos y sueños. Y un ser humano también puede tener corazón pero nunca amar.
Mucha gente tiene una incesante búsqueda de encontrar su lugar en el mundo, de hacer algo grande, de cambiar al mundo, pero muy pocos logran aspirar a algo así y sin embargo terminan por sentirse insatisfechos. El éxito financiero, la auto-realización y la auto-satisfacción no siempre son un final agradable para todos. Para algunos si, pero para otros ha significado renunciar al amor, a la compañía, al perdón, a la tolerancia, al desear.
El ser humano solo tiene un propósito: ser amado. Y la única forma de ser amado es amando. El amor produce amor y el verdadero amor espanta cualquier duda, incertidumbre o miedo. El ser humano tiene la oportunidad de ser amado y no necesita buscar el amor, el amor lo encuentra.
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