No es nada fácil abandonar los papeles, en especial si has sido criado en un ambiente en donde la importancia de los papeles en la vida es más que importante. Cuando los padres te han enseñado desde chico que debes "trabajar duro" para volverte un buen hombre de familia y un buen padre; o que debes "ceder" a todos los antojos de un esposo celoso, solo porque él es el hombre de la casa y quien manda.
La vida sin los papeles parece tan distante. No es fácil abandonar esta postura. Son muy pocos los que logran aceptar esta realidad: la vida no tiene sentido cuando tratas de asumir un papel.
La única forma de romper con este círculo de falsas expectativas y desilusión, es a través del amor verdadero.
No hablo del romance o el enamoramiento. Hablo del verdadero amor, esa cosa que hace que aceptemos a los demás tal y como son, que hace que no nos importen los errores de nuestros amigos, familiares o parejas.
Como decía en el post anterior, el amor implica algo más que sentir enamoramiento o mariposas en las tripas. Es un paso más allá. Es tener una actitud de servicio hacia los demás, amigos, familia, pareja, etc. Es respetar a los demás como si fuesen más importantes que nosotros, porque eso es lo que son, personas muy importantes para nosotros.
Tampoco se trata de obligar a las otras personas, porque ¿qué hay de amor en obligar, manipular o tratar de cambiar? Como comentaba una buena amiga, se trata de ser generosos y no tratar de oprimir a nadie esperando que cambien por nosotros.
El verdadero amor va mucho más allá que caricias y abrazos. Es algo más profundo que se aprende en el camino. Nadie nace aprendiendo a amar, en cambio todos nacen con papeles que sus padres les imponen.
Así que hoy, cuando vean a sus padres, hermanos, parejas, amigos, recuerden que no se trata de lo que ellos hacen por mi, sino de lo que yo hago por ellos. De eso se trata el amor: dar sin esperar recibir y servir sin esperar ser servido.
Sin duda, si hacemos esto, muchos corazones nos amaran.
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Un abrazo, te cuidas.