Si, soy bajo... y si, también lo sé.
Desde que era niño, tuve la ventaja de ser el más pequeño de todos, literalmente. Los únicos más pequeños que yo eran los chicos del kinder, porque es obvio que esos enanos si que son chicos. Eso sucedió durante toda la primaria. En la secundaria fue casi la misma historia, solo que en ese entonces todos volteaban hacía abajo para darse cuenta que habían tropezado conmigo. Lo demás ya es historia.
Dicen que dejas de crecer a los 21 años y de eso ya van 4 año (casi) así que desde hace tiempo que acepte que no crecería más. Siempre lo supe, solo que ahora ya es un hecho.
Lo importante de esto no es decir solo que soy chaparro, sino decir que soy chaparro y me gusta serlo.
Mis amigos y familia me han amado así: pequeño. Y yo no se los niego, me gusta que ellos sean más altos. Imagino a todo mundo buscando como loco entre la ropa más pequeña para regalarme algo; a mis amigas pensando en lo tierno que me veo al ser tan pequeño; y a mis amigos pensando en que lugar nuevo probaremos si David cabe o no.
Lejos de ser un problema para conseguir novia es como un bono extra: aleja a las chicas interesadas solo en lo físico y acerca a aquellas que ven más allá de lo físico. A cambio ellas reciben respeto y admiración y la certeza de que jamás serán cambiadas por haber elegido a aquel chico pequeño y de gran corazón.
El futuro no me inquieta. No le exijo nada al destino, lo único que pido es que cualquier persona que conozca ame mis 158 centímetros de altura así como los amo yo: con ganas.
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Salud! Amigo Messi!
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