¿Como le puedes decir "no" a alguien que seguramente nunca ha escuchado esa palabra sin ofenderse o manipularte para que hagas lo que quiere? Seguramente a todos nos ha pasado que nos topamos con la abuelita de un amigo quien se enteró que eres bueno para reparar computadoras personales y pregunta si puedes arreglarla la máquina que compró hace 10 años.
Pues bien, a todos nos ha pasado.
En ese instante, el sentido común nos dicta que un dinerillo extra siempre cae bien. Pero por alguna extraña fuerza del universo, estas personas te piden que repares algo que ha estado en un cuarto sin cuidado durante 10 AÑOS, lleno de habitaciones de arañas que ya se han desvanecido, con una capa de polvo que reactiva tu alergia y otras situaciones más incómodas: encontra ropa interior del abuelo en la caja en donde guardan el teclado PS1 (en otras palabras, aquellos teclados que parecen máquinas de escribir).
En esta circunstancia, puedes intentar reparar lo que obviamente no se puede reparar. Te encierras por un par de horas en la bodega improvisada en donde guardan el equipo y luego de examinar con curiosidad como eran las partes del equipo 10 años atrás, expresas la conclusión que has tenido desde que te pregunto si podías hacer hace 2 meses: su equipo ya no puede repararse, mejor compre uno nuevo.
Fin del problema. El se lamenta, pero ni modo, lo viejo está viejo y mejor será no ver televisión por un tiempo o leer una buena revista.
La otra situación se que un anciano puede pedirte que le enseñes a utilizar una computadora. En una situación normal dirías: "Se lo agradezco mucho, pero me encuentro ocupado toda la semana y los fines de semana estudio y por supuesto no quiero robar el tiempo que emplea para ir a la iglesia". Pero en esta situación, es un señor que es dueño de una carpintería que cubre toda la nación y pues que no duda en gastar algunos miles de billetes para reparar su reloj de cabecera.
La cuestión es que la persona no aprenderá más allá de lo básico (lo que saben los niños de 7 años) y te estará regalando un dinero extra. Pero por otro lado, aceptar su dinero, es sinónimo de esclavitud, porque en cualquier instante molestará el tiempo que empleas en asuntos de oficina o asuntos administrativos, con tal que le resuelvas una duda.
Las personas esforzadas son las que obtienen los mejores beneficios de cualquier situación. Pero la cuestión es que con alguien que convertirá el pago de un servicio por una compensación por servidumbre, definitivamente no tiene nada de atractivo.
Me interesa... pero no, gracias.
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