Walter es la encarnación del tipo común. Ese individuo que tiene trabajo y problemas. Alguien que podrías conocer en la Universidad, la cafetería o en el automóvil de la derecha. Es un tipo común con sueños... igual que todos los demás.
Aunque el resto del mundo intente alejarse todo lo posible del hombre común, todos hemos sido alguna vez el hombre común. Yo fui un hombre común alguna vez; mi padre lo fue en su momento; y mis abuelos en algún momento lo fueron. Probablemente mis amigos, los amigos de mis amigos, los familiares de mis amigos y los amigos y familiares de los familiares de mis amigos y/o desconocidos lo fueron (o serán) en algún momento.
Todos fuimos, somos y seremos en algún momento de nuestra vida personas comunes.
Sin embargo, todos los hombres comunes tienen la capacidad de superar la etapa de individuo común. Eso es lo grandioso de ser un humano: los humanos no somos comunes. Ninguna especie viva de la tierra puede conscientemente ostentar a un ideal de reconocimiento, porque ellos no sabe lo que es eso. Nosotros si.
Lo maravilloso de Walter es que no era común, las circunstancias lo convirtieron en alguien común. Hasta el día en que el que decidió que era tiempo de no serlo más. La excusa no pudo ser más perfecta: "Iré por la #25".
Comentarios