¿Recuerdas esa sensación de perder el final de una buena película o no poder comer la cereza del pastel? ¿Ese pequeño detalle que te llena la cabeza con la impresión de que dejaste algo inconcluso? A esto le llamaremos: la #25.
Cuando falta ese detalle, que parece tan insignificante, y quedas con la expectativa de cómo debía terminar el asunto; cuando pasan años y aún tienes ese pequeño pensamiento acerca de ese mismo detalle y cuando la vida parece insostenible por la incertidumbre... eso es la # 25. Es la quintaesencia. La imagen/detalle/palabra que resume una vida. La # 25.
Aunque lo niegue la mayoría, todos tenemos algo inconcluso en la vida. Quizá es algo que no esta dentro de nuestro alcance, algo que no podíamos resolver por nuestra cuenta. Algo por lo que no nos pidieron permiso. Algo que solo pasó y nos convirtió en lo que somos. Algo que nos hace falta. Ese algo es la # 25.
No os confundáis: la #25 para algunos tendrá nombre y apellido, pero no. La #25 no es una persona, es algo más: es un recuerdo, una idea, una memoria, algo que no puedes tocar, algo que sientes. Pero no es solo algo que sientes, es algo que vives y que entra tanto en tu vida que te define.
No es algo que puedas llenar con experiencias superfluas y vacías que solo incrementarán la sensación de lo inconcluso. No es algo que te inunde de soledad o desanimo. Es algo que solo el espíritu puede percibir y apropiarse de ello y que te acompañará hasta el fin de los tiempos. Ese algo es la #25.
¿Aun no sabes cual es la # 25? Entonces intenta buscar las señales a tu alrededor... está allí llamándote.
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