En estas semanas he chocado con una coincidencia: En menos de un mes, tres nuevos rostros han aparecido de la nada, pero no porque sean nuevos vecinos, en realidad son nuevos humanos. Anda rondando un espíritu de maternidad como nunca lo había visto en mi corta vida.
Lo curioso es que durante meses te das cuenta de lo que ocurre. No puedes evitar pensar que en su momento explotaran esos grandes abdómenes que hace nueve meses eran aún esbeltos, pero hoy han crecido mucho (y me refiero a mucho) en comparación a su estado inicial.
Para los niños es curioso saber cómo se forma un bebe y luego nace. En mi caso, sigue siendo impresionante lo maravilloso que es el cuerpo humano femenino: que de dos microscópicas células, el resultado sea un(a) hermoso(a) bebé, que luego se volverá en un hombre o mujer que tendrán niñez, adolescencia, problemas, vejez y un viaje al más allá.
Es impresionante saber que pronto mi hermano también será del grupo paternal. Es impresionante que algunos primos ya sean padres. Y aún más impresionante, que algunos hijos de algunos primos ya son padres (o lo serán pronto).
Aquellos que me conocen personalmente ya conocen mi opinión en general de los niños: son criaturas maravillosas que en un momento serán insoportables y no necesariamente todos deben ser lindos, pero si todos son increíblemente inteligentes y amigables.
¿Me gustaría tener hijos algún día? Por supuesto, no descarto la posibilidad. Pero por de pronto, espero no tener que desvelarme, cambiar pañales sucios, recibir vómito en mi ropa, aguantar berrinches, jalones de ropa y pelo, patadas, rasguños o similares.
Aún hay tiempo. Larga vida a lo niños.
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