Después de haber olvidado la existencia de aquel pequeño lugar en la esquina cerca del centro de la ciudad en donde por dos generaciones, padre e hijo, han recortado su fabulosa y lacia cabellera.
En ese entonces no usaba gelatina en el cabello. Hasta que arruiné toda la historia usando gel.
Después de un par de decadas, no he logrado recuperar el look de John Lenon que alguna vez tuve. Afortunadamente aparecieron las rasuradoras y ahora he cortado toda mi cabellera. Esto me facilita la vida al evitar peinarme.
Pero cuando crece algo, aparece una especie de cresta en mi cabeza, pareciendo casi un pollo. Es la primera vez que me siento "como pollito comprado".
Comentarios